Mi foto
Nombre:

miércoles, diciembre 14, 2005

PENÉLOPE DESGARRADA

Dices que ya lo has olvidado. También afirmas que sabes que nunca podreis retomar la relación; que su tren partió y él no tiene billete de vuelta. Pero lo ves entre tus sábanas sudando melancolía. Desnudo, besando tu recuerdo, acariciándote entre dos copas de alcohol, por la noche, por el día, a cada momento que una lágrima resbala por su ausencia.

Dices que no te gusta sufrir, pero sientes un regusto amargo pensando en él. Un placer insano que te horada el corazón a través de cada cicatriz apenas cerrada. Tienes su memoria tatuada en el alma, como un cuño de promesas incumplidas.

Hilas y deshilas su recuerdo cual Penélope esperando un Ulises que se fue con una sirena o fue devorado por el cíclope del desamor. Evocas los momentos de placer y olvidas la amargura que tiñó vuestro últimos días con esa memoria selectiva que crees tu aliada y que solo es una enemiga sin escrúpulos.

Si fueses fuerte, si tuvieses valor, te percatarías de que solo hace falta una cosa para olvidar un amor: proponérselo. Pero, en realidad, ¿quieres hacerlo?