Maldonado Sinrazón

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viernes, octubre 20, 2006

EL DESTINO

No creo en el destino; en que todo esté prefijado de antemano. No tiene ningún sentido.

¿Quién sería pues el dueño de nuestro destino? ¿Dios?
En tal caso, ¿qué sentido tendría para él crear un mundo y unos seres de los que ya sabe su futuro? Tendría que ser un Dios muy aburrido.
¿Podría ser el propio destino quien estableciese de antemano lo que nos ha de ocurrir? Entonces, ¿qué sentido tendría nuestra vida, si hagamos lo que hagamos ya está preestablecido?

Los creyentes en el destino son personas que no asumen sus fracasos. Esa creencia forzada, artificial aunque inconsciente, les sirve para no sentirse culpables de su ineptitud y de sus errores.
Aunque tampoco creo en el libre albedrío, ya que las circunstancias pueden dejar al "querer es poder" a la altura del betún, el creer en el destino es una forma de no compromiso con uno mismo; de no aceptar sus limitaciones o su torpeza; de responsabilizar a alguien o a algo (el destino), y librarse así del sentido de culpa.

Lucha, arriesga, déjate llevar, mátate si quieres, pero quien te hace tropezar en una piedra no es otro que tú, o en todo caso el azar, la buena, o la mala suerte. Estas tres últimas cosas son instantáneas, nada tienen que ver con el destino.

lunes, octubre 02, 2006

LA DEPRESIÓN

Como una enredadera rodea el dolor hasta asfixiarlo, hasta que duele más.
Y la quieres arrancar aunque sea con los dientes, arañando con las uñas hasta resquebrajarlas. Se adhiere a tus recuerdos, a tus terrores, a tu soledad.

Pero pasan los días y se enquista en el alma hasta dejarla helada.
Y te das cuenta que hace tiempo que no vives; simulas vivir.
Es como ese ciego por accidente, que cuando sueña ve, y al despertar se sorprende al recordar que ya no puede ver.

Te pesa la vida, te aplasta, te roba el aire, y te amenaza con un mañana.